Vuelve la Andrés Challenge Trophy con un recorrido de lujo por Cantabria
Cantabria es el lugar escogido para la tercera de las pruebas del Andrés Challenge Trophy que tendrá lugar el 29 y 30 de septiembre de 2017 y congregará a más de 500 personas en una prueba moto-turística no competitiva organizada por IBikeSpain, con el patrocinio de Neumáticos Andrés.
La Cantabria Challenge se enmarca dentro del Andrés Challenge Trophy, que consiste en cuatro pruebas similares que transcurren en cuatro ubicaciones distintas de la Península Ibérica. La primera de las pruebas, la Salamanca Challenge Bridgestone, se celebró en abril en la población salmantina de Béjar y fue todo un éxito de participación. La segunda etapa del recorrido, la Extremadura Challenge, se realizó en junio en Extremadura, teniendo como punto de partida la ciudad de Plasencia, el lugar originario de este particular reto.
Ahora, los amantes de las dos ruedas tienen la oportunidad de verse de nuevo en Cantabria, en una ruta que la organización guarda en secreto siendo éste uno de los atractivos de la misma. Lo que está claro es que será una oportunidad única para disfrutar de los bellos paisajes naturales de la Región, en una ruta no muy ambiciosa en cuanto a kilometraje (unos 500 km) pero con un gran valor natural. Con un RoadBook detallado pensado para que no se pierda nadie, la organización espera que sea una cita inolvidable.
Cantabria desde otro punto de vista: Una ruta pensada para conocer esta preciosa región
Con un 75% de participantes procedentes de otras comunidades autónomas, la organización estima una importante repercusión económica para la comarca de Hoznayo (punto de partida y llegada).
Neumáticos Andrés se ha apoyado en esta ocasión en la marca Michelin para copatrocinar este evento por su compromiso con el mundo de la moto. Lo hace a través de su nuevo producto Power RS, que da nombre a la prueba (Michelin Power RS Cantabria Challenge). Hablamos de un neumático que ofrece unos compuestos derivados de los utilizados en competición. Destaca por su estabilidad, su excelente comportamiento en curvas y por un estupendo agarre sobre mojado; algo fundamental en climatologías como la del norte de España.